La Estrategia
Por: Enlil
Antes creía que un clavo saca a otro,
que se
tiraba una piedra y donde cayera
había quien para enamorase.
Y entonces no fue así,
no existía tal cosa,
paseé por las calles y las angostas aceras
en donde se encuentran frecuente las miradas.
Fui de tapa en tapa
probando como aperitivos besos dulces
muy dulces, amargos, agrios, exóticos…
con lápiz de labios y al desnudo
para sacar la clavija que hoy me ata ti.
Una vez, me hice el desaparecido.
Las autoridades divulgaron mi única foto
la de aquella noche contigo.
La colgaron en todos los postes de madera de la ciudad,
los que cargan el alumbrado,
hasta en los que ya no encienden y los en lugares que nadie camina.
De rabo a cabo, no había quien no supiera que era yo
-El desaparecido-.
Me dejaron todas las flores del mundo,
los feligreses para sentirse mejor,
las que me amaron y me odiaron
y el bombero que apagó aquel fuego en mi cocina.
Hasta me hice el muerto,
esperando que visitaras mi triste funeral,
que te vistieras de negro y lloraras por mí.
Fueron todas las mujeres que quise
restándole a todas las que quiero.
Pero tú nunca preguntaste por mí,
Tú, el amor de mis siete vidas
quien único conocía mi paradero.
Y así, murieron todas mis estrategias.
había quien para enamorase.
Y entonces no fue así,
no existía tal cosa,
paseé por las calles y las angostas aceras
en donde se encuentran frecuente las miradas.
Fui de tapa en tapa
probando como aperitivos besos dulces
muy dulces, amargos, agrios, exóticos…
con lápiz de labios y al desnudo
para sacar la clavija que hoy me ata ti.
Una vez, me hice el desaparecido.
Las autoridades divulgaron mi única foto
la de aquella noche contigo.
La colgaron en todos los postes de madera de la ciudad,
los que cargan el alumbrado,
hasta en los que ya no encienden y los en lugares que nadie camina.
De rabo a cabo, no había quien no supiera que era yo
-El desaparecido-.
Me dejaron todas las flores del mundo,
los feligreses para sentirse mejor,
las que me amaron y me odiaron
y el bombero que apagó aquel fuego en mi cocina.
Hasta me hice el muerto,
esperando que visitaras mi triste funeral,
que te vistieras de negro y lloraras por mí.
Fueron todas las mujeres que quise
restándole a todas las que quiero.
Pero tú nunca preguntaste por mí,
Tú, el amor de mis siete vidas
quien único conocía mi paradero.
Y así, murieron todas mis estrategias.
