jueves a domingos
“Estar contigo o no estar contigo, es la
medida de mi tiempo.”
Jorge Luis Borges
Aquí
el tiempo silva desde que no estás,
se
me ha hecho inagotable el pensarte
no
hay forma de envenenar tu memoria
que
sigue ardiendo viva segundo a segundo
fresca
como llovizna fría.
Pero
no has recibido ni una sola carta con mi nombre
tu
buzón hierve en la noche sin custodiar más postales de amor
a puño y letra anunciando mis visitas
a puño y letra anunciando mis visitas
como
si se respiraran mis ausencias, mis pausas,
como
ratificando mi abandono.
Pensarás,
que fuiste sólo una huella sin más,
jurarás
en la noche que ya escamparon estas ganas mías de ti
especularás
en tu cuarto oscuro que así, como si nada, he quemado tu memoria,
que
rehúyo cruzado de brazos a buscarte para alcanzarte
para
verte y tomarte toda tierna encaramada, sabia, viva
otra
vez entre mis manos, empapada de paz
a
compases, mordiendo como fugas tus labios suaves por el vino
con
ganas de ganarte… pero para siempre.
Ah,
pero no amor, escúchame
no
me he cruzado de brazos,
aún
te busco por todas partes, con la sed de llegar hasta ti
para
tenderme a tu lado
y advertir tu cuerpo que busca el mío
y advertir tu cuerpo que busca el mío
quebrando la imposibilidad de no hacerme el más dichoso del mundo.
Preguntarás.
¿Y por qué mis pausas, mis ausencias, este abandono?
Porque
yo también temo que hayas quemado mi memoria,
que
hayas logrado esquivar sentirte mía en mi ausencia
cuando
otras manos te inundan secas y no te estremezcan como las mías.
Desde
que te me desgranaste y te fui perdiendo de jueves a domingos
nacieron
mis desiertos, perdí el sueño
hasta
verme en las madrugadas buscando donde tumbarme sobre la arena.
Desde
esos días, a penas sobrevivo sin bastón para el corazón
que
hoy cojea de un ventrículo.
Fue
árido ese hasta luego, un día te respiraba y otro día ya no,
el otoño se enrojecía entretanto mi
vida se hacía un túnel sin ecos ni salidas felices.
Ahora
me queda tu imagen y un poco de arena en mis bolsillos.
Mujer
de corazón de fuego y pies de hielo,
no
imaginas como te me has hecho la medida de mi tiempo
aquí
hasta mis pisos tibios esperan tus
regresos
pero
ahora solamente me quedan las
ganas
que
no puedo expulsar de leer y releer tu cuerpo.
Cuánto
quiero tus cóleras, mirarnos por largo rato en silencio
tus
peores momentos, tu hoy sí,tu ya no más o tus te quiero ahora,
tus
caricias ingeniosas derramadas en mí como hechizos.
Lo
que no quiero son más jueves a domingos cuando dejaba de saber de ti
cuando
te perdía entre otros brazos y tu voz se hacía sólo un lujo.
Volvamos
hacer de tu cocina una gala
como
en aquella tarde cuando bailamos al compás de Sinatra
mientras
se hacía la comida,
en esa
misma cocina sabrás cuando leas este poema
dejé
entre tus libros una copia de recetas
para
alimentar tus creaciones culinarias al estilo Thai.
Aquí todos mis signos.
Voy
a ti, sin pausas, ni ausencias ni abandonos.
como si se acabara el mundo que ya se ha
desmoronado desde que no estás.
Amor,
trae con claridad todo de ti, tus veranos y tus otoños,
todo de ti.
Solamente una cosa, no traigas más tus jueves a domingos.
todo de ti.
Solamente una cosa, no traigas más tus jueves a domingos.